Certezas
Las técnicas tradicionales, la geometría, los datos, una información fiable, los referentes.
Incertidumbre
Intrínseco en el proceso de ideación, en el proyecto de arquitectura, en la construcción de un dibujo, en las tecnologías aún no conocidas y en las opiniones.
Si hay algo que nos congrega en este mundo de la expresión gráfica arquitectónica son las CERTEZAS que nos ofrecen las técnicas tradicionales, el dibujo, el trazado digital, la narrativa de un lenguaje compartido, el levantamiento de la realidad, la geometría, el trazo manual. Nos aferramos a las tradiciones, a lo que sabemos y damos como cierto. Las certezas nos reconfortan.
Pero, si algo compartimos todos los que estamos envueltos en esta disciplina, de la que aprendemos y la que pretendemos enseñar, es también la INCERTIDUMBRE. Hacer arquitectura quiere decir moverse entre la incertidumbre, el tanteo, el esbozo, las variantes, que son evidencias de lo incierto, de lo no definitivo.
Nos disponemos a proyectar, a crear, a idear mirando hacia un lugar desconocido, del cual lo único que sabemos seguro es que cambiará. Marina Garcés en su libro “El temps de la promesa” (Ed. Anagrama, 2023) escribe que “…decimos que no esperamos nada, que vivimos en tiempos inciertos, que nadie sabe qué pasará, ni cuál será el próximo accidente o catástrofe inminente. Y, aun así, esperamos y anhelamos algo… “
Ser profesor es, de por sí, confiar en que hay un futuro, el que protagonicen nuestros alumnos. Ser profesor de arquitectura es armar a los estudiantes de elementos con los que hacer lo que no está hecho. Ser arquitecto es saber moverse cómodamente en lo incierto.
Tanto en el mundo del levantamiento patrimonial, de la especulación geométrica de la forma, como del diseño computacional se ha entrado en una etapa que obliga a trabajar entre la certeza y la incertidumbre. No hemos acotado aún cuáles son las certezas, lo fiable, sobre lo que podemos asentar nuestras propuestas y tampoco acabamos de identificar lo imprevisible, pero está claro que debemos incorporar, en nuestro quehacer, que los caminos que tomamos tienen grandes dosis de incertidumbre.
Parece lógico dudar de la bondad de las nuevas tecnologías, y no sería prudente incorporarlas sin más, pero la universidad no puede eludir la discusión, tendremos que posicionarnos para que la incorporación de lo nuevo sirva para mantener y, a poder ser, mejorar la calidad de la arquitectura. Lo que significa que ese cambio ha de poder ser un avance y no un retroceso en la formación de los arquitectos que pasan por nuestras aulas. Tenemos que encontrar las posiciones desde las que trabajar. Lo que no podemos tener son prejuicios ni pre-posiciones.
Nos situamos pues, en la encrucijada perfecta: proponer encontrar las herramientas para descartar, afirmar o consolidar las certezas, poner en su sitio a la información y convertir la incertidumbre en una rendija para la creatividad.
EGA26 pretende ser una puesta en común de lo que cada uno o cada grupo ha investigado, ha probado, ha puesto en duda o ha descartado con su trabajo en expresión gráfica. Proponemos una plataforma donde explicarnos y escucharnos, desde la que seguir en la próxima etapa.
